
Es como si una actriz pequeña se revelase e interpretara su obra en unrecinto horadado en una inmensa mole de tiempo que, por descontado,excede nuestro sentido de la comprensión y los límites que demarcannuestros miembros y nuestro paupérrimo conocimiento de lo recóndito.Dentro de esa mole cabe, por supuesto, el escenario y las sillas quehay colocadas ante él, el edificio...