TERAPIA de Martín Giner todos los domingos a las 20.00 en Off de La Latina |
Quien no esté loco que tire la primera piedra, o al menos que enseñe el pertinente documento acreditativo expedido por las autoridades competentes. Si no es así, ya lo dijo alguien en cierta ocasión, quizá consciente de que mentía y que por tanto se quitaba la razón a si mismo: la única diferencia entre un loco y yo es que yo no lo soy.
Lo cierto es que nada hay tan enloquecido como los sucesos que nos circundan en el día a día, nada más enloquecedor que la mirada del otro clavándose en nuestros ojos y nuestros actos, nada tan perturbador como observar como con los ojos de alguien extraño nuestros propios ojos y su memoria delirante, nada tan amenazante como la certeza de poder desconectarse sin motivo aparente por un breve o largo tiempo de lo que comúnmente se viene en denominar como la realidad.
Entonces, si la locura fuese una causa perdida, ¿quién debe vigilar a los cuerdos? ¿Quién vigila al que vigila a los cuerdos? ¿Quién debe poseer las llaves de la cancela de la frontera entre la locura y la cordura? ¿A qué lado de la borrosa línea en el suelo queda cada una de estas dos ficciones? Y, sobre todo, ¿dónde acaba el cuerdo y dónde empieza el loco?
En esas coordenadas se mueven los dos personajes de Terapia, sentados frente a frente en una habitación que se asemeja a una caverna plagada de luces y sombras, dueños de unas mentes que fantasean y se mimetizan manejadas por los hilos invisibles del surrealismo, el humor y la tragedia urbanas.
Asier Vázquez
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