sábado, 31 de enero de 2015

ILUSTRA UN MES VI: PABLO COLOMO

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Conozco a Pablo desde que tenemos cuatro años. Y si intento recordarle en clase, la mayor parte del tiempo es pintando algo: un libro, un margen, una mesa. No importaba.
Como un viejito que escucha la radio y hace sus cosas, el estaba en clase dibujando sin parar.
De repente y después de años sin vernos, un día que regalamos el teatro aparece por sorpresa. Llega tarde, corriendo. Está tan lleno de gente, que presencia la función desde detrás de una reja, sentado. Creo que no fue capaz de ver la cara a ningún actor.
Y ahí le tengo de nuevo, ocho años después. Volviendo a escuchar mientras imagina. Acaba la función y sonriente me dice que le ha encantado no-verlo así, que se le ha llenado la cabeza de imágenes.
Pablo Colomo escucha el silencio y lo convierte en humo transparente.
Gracias
S


   






martes, 20 de enero de 2015

LAS CRÓNICAS DE MJ: “MOMMY” Una película de Xavier Dolan


En esta ocasión me acompañó una amiga muy querida. Las dos somos madres, las dos tenemos hijas, las dos hemos atravesado circunstancias familiares complejas y dolorosas. Mi amiga es una inteligente y bella mujer, valiente como pocas, luchadora. Madre coraje.

Aunque estoy feliz por lo acontecido ayer, me hubiera gustado ver esta película con mi hija. Cada vez que ella y yo restauramos las grietas de nuestra historia en común con una experiencia artística compartida, tenemos una sentencia: “contigo todo me sale bien”. Es una creencia que se resuelve en mágica certeza.

Desde que era niña la acostumbramos a tener hambre de belleza, a mi hija; la condenamos a una reflexión continua con tendencia al precipicio, a la obligación del vuelo para poder evitar el choque final. Felizmente, ella almacenaba las necesarias cualidades. Uno solo cuenta con lo que la naturaleza le ha concedido y con su capacidad de esperanza. Nos recreamos en nosotros mismos y en el otro con nostalgia de una perfección soñada, pero somos lo que somos y no podemos huir. O sí. Pero, en ese caso, únicamente si corremos de la mano, si saltamos juntos al interior del magma incandescente, podremos alejarnos lo suficiente de la luz cegadora para remontarnos luego sobre las tormentas.




Hacía tiempo que no me encogía literalmente de dolor en una butaca sobre la que se me presupone expectante a la par que tranquila, que no me llevaba la mano a la boca para ahogar vete tú a saber qué grito, que no cubría parcialmente mi visión al tiempo que agudizaba ese mismo sentido para no perderme ni un detalle de un fotograma impactante, que mi emoción no se transformaba en un incesante torrente lacrimoso. Ni los subtítulos lograron distraerme de lo verdadero inserto en esta película firmada por Xavier Dolan, única de las suyas que he tenido la fortuna de disfrutar. El trabajo de los actores es ya en sí mismo un haz de luz a contemplar como quien contemplase  una danza de rayos atronadores que diera paso a un arco iris. Dolan utiliza los recursos del séptimo arte dibujando magistralmente en la pantalla, nos acuna y nos lleva melodiosamente, nos sumerge en un caudal de sensaciones, extasía nuestros sentidos colgándolos de los instantes filmados como de perchas ajenas al tiempo; nos provoca y zarandea haciendo que apostemos locamente por la provocación misma, por el estigma de la diferencia.


Porque comprender al otro no es difícil, sobre todo si existen lazos de sangre, lo difícil es salvarle, acertar con la sutileza del gesto que no  espante, amarrarle a nuestro lado, para no perderle irremediablemente. Lo complicado es no hundirse también en esa vorágine que genera el amor apasionado por nuestros congéneres. Suele ser más efectivo lo ajeno enamorado. Como tabla de salvación, es mejor acogerse a aquellos que sin obligatoriedad nos eligen, involucrándose en nuestras desesperaciones. Porque el que busca salvar a un amigo, se salva a sí mismo. Es popular el dicho de que nuestros mejores consejos son aquellos que versan sobre lo que más necesitamos aprender. Lo ajeno nos interrumpe y nos da perspectiva, nos miramos en sus aguas oscuras esperando la incidencia que las transforme en espejo y, cuando reconocemos, aportamos. No es lo común ni lo genético la clave que abre los cerrojos, es lo esencial, lo humano.


Los personajes principales de “Mommy” conforman un triángulo esotérico que genera milagros, una pirámide de espejos cuyos reflejos cambiantes acarician el techo de la angustia. El amor es ilimitado, aunque  culturalmente se pretenda catalogar y embalsamar cada tediosa costumbre a la que adjudicamos ese nombre sagrado. Amar es vertical. Los vínculos pueden impulsarnos o ahogarnos. Nadie nos pertenece, pertenecemos.




La gravedad de existir nos otorga equilibrio. Pero hay seres que se empeñan en lanzarse contra el cosmos, mientras la mayoría nos consumimos en las pesquisas racionales tal cual se torna ceniza en una mano inmóvil el tabaco de un cigarro. Estos astros suicidas van rasgando con su ardiente estela imposiciones veladas y se adentran en impulsos de lejanía, amplían anchuras del horizonte al tiempo que circulan a velocidad de vértigo. Si por azar nos cruzan la mirada de parte a parte, tomarán como encargos nuestros instantáneos deseos, asumirán nuestra carga y quizá lograremos que los ralentice en algo, que los haga posarse, durar más, apagarse un poco. ¡Qué miserable es el pánico, qué terrible la osadía!

Por mucho que uno se oponga, el movimiento es vida, el camino se bifurca en senderos y la soledad es nuestra irremediable compañera. Si la risa y la danza compartida se tornan eco en la memoria, si la cadencia de los abrazos reconforta el escozor aislado del ego, si los sistemas se desmoronan ante las necesidades urgentes de los individuos; será entonces que no es circular nuestro destino ni lleva el nombre de infierno, será tal vez que todo es posible. Así sea,

MJ Cortés Robles 



sábado, 17 de enero de 2015

EL GUIONISTA CONTABLE: Superhéroes

Abro la puerta del restaurante a las 9 de la mañana, cuando llego a mi puesto de trabajo. Soy el segundo en llegar, después de Virtudes. Virtudes es nuestra empleada de limpieza, que llega cuando el sol aún se está desperezando.
Tiene algo más de cincuenta años, la voz ronca, una coleta por decreto, viste de negro y en manga corta. En enero y en manga corta.
No acabo de entrar, cuando cada mañana me sale al paso.

-Buenos días Virtudes.
-Buenos días cariño. ¡Cómo estaba esto hoy! Necesito amoniaco, pape...
-Virtudes...
-Que te deje llegaaar -me interrumpe con una sonrisa.

Bajo hacia la oficina y normalmente me escolta preocupándose sobre mi estado o sobre mis quehaceres del día anterior.

Virtudes es la persona que puede que cobre menos de las 50 personas que hay en plantilla. Bueno, es la que menos cobra. Barre, friega, pasa la bayeta, el plumero, pule barandillas, sube escaleras, limpia cristales, baños, váteres...

-Porque yo en el váter soy de las que mete la mano -diría ella.



Hace tantísimas cosas y todas ellas de un perfil no muy vocacional. Un camarero, en muchos casos es vocacional, un cocinero, un barman... Un actor, un director, un guionista... ¿Pero personal de limpieza? Estoy seguro de que no.
Virtudes es una persona muy entregada y de no quejarse o de quejarse a medias. O de quejarse por vicio.

-Cariño, que si los empleados no pueden entrar en el baño de clientes, que no entren, que es que encima luego hacen de cuerpo y no limpian -me dice y sale de la oficina.
-Entra en 4, 3, 2, 1... -pienso.
-Que a mí me da igual si hacen de cuerpo, si además es algo natural, pero que lo dejen limpito -añade y cierra de nuevo para volver a abrir- O que me llamen y lo limpio yo, que a mí me da igual, tú ya sabes que yo soy de las...
-Que meeete la mano, Virtudes -finalizo yo. Ella sonríe y sale.

Ese es su mayor vicio. Entrañablemente quejica.
Y os digo, que eso de que los superhéroes no existen es mentira. Virtudes es una de las muchas heroínas que campan en todas las empresas.

 

Héroe es aquel que tras diez horas de trabajo hace un último ensayo para un rato después dar un concierto hasta altas horas de la madrugada por amor al arte. Nunca mejor dicho.
Héroe es aquel que consigue hacer que una empresa en tiempos de crisis salga adelante.
Héroe es aquel otro que después de servir cien menús Bigmac, aún tiene una sonrisa para acercarse a un casting de un papel en una serie.
Y sin lugar a dudas es aquel que crea, inventa e imagina historias para llevarlas a cabo sobre un escenario o ante una cámara. Y todo eso a pesar de que el Estado le imponga un 21% de IVA, dejando la virtud de la cultura a la altura del alcohol, del vicio.
Vicios y Virtudes. Doble V. Como el single. Como el grupo.
Ese es el mayor héroe, porque el superhéroe es el que lo hace y lo hace regalado.



Superhéroes que, las circunstancias y los hechos les obligan a crear una pared de piedras alrededor de su corazón, sin por ello dejar de sentir lo que hacen. Y de eso, es por donde empezaría yo a crear una historia que empezó con mi amigo Carlos Núñez, una noche tras una función de teatro regalada. La historia de un corazón rodeado de piedras. La historia de un superhéroe en la actualidad.

Seguro que conocéis a más de una y a más de uno. Todos queremos tener uno. Todos necesitamos uno. No sólo lo digo yo, también lo cantaba Bonnie Tyler en su gran I need a hero
Nuestra Virtudes no viste con capa ni lleva la ropa interior por encima de los pantalones. Como ya os he dicho, viste de negro, en manga corta y en enero. Cambia el Batmóvil por el autobús 24 y la escoba es su bandera, pero sin duda es nuestra heroína particular.




Y si no existen ni Spiderman ni Superman es básicamente porque no podrían compartir un mundo con Virtudes. Si la araña se acercara a picar a Peter Parker,  moriría debido a un mochazo y la kriptonita de Clark Kent, ya hubiera sido reutilizada para abrillantar alguna barandilla.



Álex Vikiingo

miércoles, 14 de enero de 2015

LAS CRÓNICAS DE MJ - “FAUSTO” Goethe / Pandur

Me he decidido a intentar describirlo, este trabajo de Tomaž Pandur, a toro pasado. El ticket de entrada ha caído del interior del programa de mano cuando lo he alcanzado del corcho de la pared al que estaba sujeto; se ha introducido tras un mueble y me he esforzado en sacarlo; conservo todas las entradas de las funciones de teatro a las que he asistido. No sé cómo descifrar esta señal, si es que lo fuera... No importa, hago acopio de relativismo y me siento frente al ordenador a reorganizar en mi mente este asunto del Fausto traído hasta nuestra sociedad informatizada, conexionada, programada.

 

Las atmósferas teatrales, los principios y los finales de espectáculo, siempre me ofrecen credenciales sobre la calidad artística de los mismos. Desde la entrada a la sala del Teatro Valle Inclán un leitmotiv musical hipnótico destilaba  esencia de misterio, con su goteo de notas metálicas. “Silencio”, llevaba por título esta música enigmática, a punto de revelarse como inquietud común bajo el susurro de las conversaciones previas  al hecho teatral.

En el escenario, la inmensa verticalidad de un muro era ilustrada por mensajes transcritos de forma instantánea que, de igual modo, desaparecían; por proyecciones múltiples y cambiantes; reflejos ilusorios de una realidad envuelta en llamas, ajena a la caverna desde donde contemplábamos inmóviles y mudos, en espera del acontecer menos cotidiano, el que provoca asombro. Estrechas grietas de escape, si se curase el olvido, ubicado lo humano en la infernal tecnología: arquetipos y consignas.

Primero la presencia, apenas advertida, de un ser pensante recluido en sí mismo; de inmediato la palabra como un torrente que no cesa. Que no cesa.
Hubiera necesitado releer previamente a Goethe, o la versión del texto utilizada, para asimilar la densidad del pensamiento vertido sin pausa por boca de los actores. No hice lo primero, ya que lo segundo era imposible; error mío. Desde la ignorancia, no se puede pretender abarcar lo compilado por el ejercicio de un sabio. La genialidad de Goethe, su transcendencia, ha de traducirse de modo indispensable en algo complejo, a no ser que se labore para agradar con simplezas. El arte no debería dedicarse a eso, a fomentar el estado catatónico de muchos o facilitar digestiones intelectuales, solamente. El ejercicio del pensamiento impone una hondura y una amplitud intrínsecas, como herramienta para la clarividencia. Teatro y filosofía siempre han ido de la mano; pero esta última disciplina, de indagación conceptual, tiene por costumbre ir en avanzadilla, va dejando atrás lo expresado, lo plasmado, lo aparentemente asido; y se inmiscuye, incluso, en el campo de las probabilidades; de las ecuaciones sin resultado, de la ciencia.



Porque ¿qué es la vida sino eso, una ecuación irresoluta por los siglos de los siglos? ¿Qué sería del ser humano si conociese de antemano las respuestas? Tan solo quedaría ceniza, dunas negras donde revolcarse como penitencia, columnas serpenteantes de aromático incienso para adormecerse en lo eterno. Esa es la base de todo, el terreno que pisamos, el limbo en el que flotamos.

Mientras tanto, la representación continuaba. En la perplejidad del trato con los semejantes, lo grotesco divinizado daba paso al resto de los habitantes del circo. Mefistófeles emparedado seducía la opacidad de los contornos con un pacto sangriento.

Pandur iniciaba así el ritual desenfrenado de los sentidos: La promiscuidad de la esperanza; cuando el amor es una doncella ebria, mancillada por muchos. La potencia visual del sacrificio compartida compulsivamente, hasta la saciedad, hasta el vómito. El festejo del dolor como elixir que transporta,  que eleva del vacío. Lamentos armónicos, ecos sublimes de cada pérdida.
 

Cayó el muro hasta su vértice más lejano, transformándose en una nave que surcaba las maravillas del mundo. Fausto triunfante inició el viaje sin retorno. Es entonces que sobrevino la magnitud de lo estético, cristalizándose, cuando todo se ha cumplido y ya no hay tiempo.

“Ahora sí puedo decir: ¡detente, instante, eres tan bello!”

Me interesa este director. Iré parapetada de lecturas en una próxima ocasión, de reflexiones y de experiencias. Será más vieja. Es un compromiso,




MJ Cortés Robles

sábado, 10 de enero de 2015

ILUSTRA UN MES V - Bruno Muñoz Serrano













Bruno Muñoz Serrano,
1986, Extremadura, Badajoz.
Arquitecto en "curso". ESAYT, UCJC Madrid

bio_
Nunca logré entender cómo, pese a mi gran sentido de la responsabilidad, los conocimientos que se supone se deberían adquirir en clase se diluían al llevarlos a la práctica. Las mañanas pasaba como un filo de luz parpadenate a ritmo de campanas que indicaban la secuencia de clases y, una vez solo en mi habitación, me resultaba imposible recordar nada que me sirviera para asimilar el contenido de años y años de apuntes.


"volumen y movimiento en arquitectura" boli de muji sobre papel

Con el paso del tiempo y tras formarme en el campo más técnico de la arquitectura, descubrí a Lebbeus Woods, a Duchamp, a Bacon, a Turner y con ellos otras manera diferentes de entender y ver el mundo. Descubrí los bolis de Muji y kilómetros de margenes de mis libros y apuntes dibujados y garabateados que definían ese filo de luz parpadeante a ritmo de campanas que ahora logro entender.


Render de PATIO DE LUCES, Proyecto para un espacio-taller adaptado en un patio de manzanas de Cuatro Caminos.


A partir de aquí he trabajado en diferentes estudios de museografía y arquitectura donde comprendí la importancia de la convivencia entre la técnica y la práctica, y de como el arte se sustenta en unos conocimientos que no tienen que anteponerse a la abstracción sino solo eso, convivir.

Render de PATIO DE LUCES, Proyecto para un espacio-taller adaptado en un patio de manzanas de Cuatro Caminos.

En una familia de actores, con el teatro y el cine siempre presentes, me involucré en el mundo de la cartelería y la composición gráfica, diseñando pósters para diferentes obras de varias compañías, intentando mantener un lenguaje conceptual en la onda de Pep Carrió o Pablo Amargo.


Cartel para "Límites" de PanYvino Producciones, 2014.

Cartel para la obra ¡Ay, Carmela! de CARAMBA TEATRO, 2012.


Bruno Muñoz Serrano, es posiblemente una de las personas más talentosas que he conocido jamás. De los márgenes de mil cuadernos, al lado de lo que se supone "importante", surgen en él imágenes llenas de trazos imprevisibles. Como el artesano silencioso en su taller, Bruno crea en secreto sin contárselo a casi nadie.
Gracias Bruno por trabajar con LA CONOCIDA Producciones, esperamos que nuestra relación esté llena de imágenes geniales. 

Sara Núñez de Arenas