lunes, 29 de diciembre de 2014

EL GUIONISTA CONTABLE: Fusión

"FUSIÓN"
Término del siglo XXI. Sin duda. Canciones de música negra fusionadas con bases techno. Hijos de un país de padres de diferentes continentes. Restaurantes que fusionan sus cocinas queriendo dar sushi de primero y un entrecot de Ávila de segundo. Todo mucho más moderno, todo mucho más entrelazado. Todo mucho más... Cercano.


                                     

Tan cercano que puedes llegar a sentirte marioneta de dicho teatrillo. Sin ir más lejos, la semana pasada me sentí Doña Rogelia a las ocho de la mañana. La culpa fue del chiringuito de cafés en el que paro cada mañana antes de entrar a trabajar. Que por cierto, chiringuito es una palabra que admiro. Solo ella ya me da sensación de cercanía, guasa y buen rollo. Pues dicho chiringuito amanecía con un cartel así:

"Desayunos gourmet low cost"

A eso es a lo que le llamo yo, auténtica supervivencia de la creatividad en el mundo actual. Comercializamos una frase fusionada con tres idiomas. Tres idiomas para tres tipologias de personas:

"Desayunos" para los románticos que saben de la importancia de la primera comida del día. 
"Gourmet" para los estirados de turno que necesitan de palabras así para hacer cola por un café.
Y "low cost" para aquellos que... Para todos... Que la vida está muy cara...

 

Este es el clásico ejemplo de que te dan la mano y coges el brazo. Es decir... 
¿Me vais a poner un croissant casero recalentado y un café de aguachirri, eso sí, perfectamente presentado en una taza de diseño? 
¿O acaso, me vas a poner lo mismo de todos los santos días a un precio más bajo, entendiendo así que me has estado atracando a mano armada este último año?
Necesito una explicación. Necesitamos una explicación.


 


Porque al final, no hay nada como que se cree una tendencia para que los empresarios y dueños de este país, se acojan a dicho lema sin argumento alguno.
"La fusión somos todos"
Así es como consigues tener en un restaurante a una recepcionista que cuando cuelga el teléfono, se le pide que cobre al cliente de la mesa 24 y de paso baje los abrigos de la 32 al ropero, porque el del guardarropa está cambiando una bombilla en el almacén de bebidas.



Es una manera de perder las especialidades. Especialidades laborales, culinarias o artísticas. Cuantas más funciones puedas desempeñar durante tu jornada laboral sin que éstas estén en tus honorarios, mejor. 
Es lo que se le llama el coste de oportunidad. Sí, sí. Lo que pagaría por un electricista y un camarero, todo en un sueldo. Muy disimuladamente fusionado y rateado. O prorrateado que queda más empresarial.

Quizás deberíamos seguir el ejemplo de Antonio Recio. 
"Soy mayorista, no limpio pescado" 
Muy bien. O se es mayorista o se limpia pescado.

El mundo audiovisual. Otro rincón al que la fusión ha desembarcado cual Día de Normandia.
-Oye... ¿Y qué género es la última película de Inma Cuesta?
-Pues es un drama, con pinceladas de comedia y un guiño al suspense.
-¿Y no tiene un poquito de terror también?

Y así hemos llegado a la fantástica Dramedia. Drama y comedia. ¿Vamos a reír y vamos a llorar? ¿O vamos a llorar de la risa? ¿O incluso reír de la pena?
No se sabe, pero algo vamos a hacer.


        


Vamos, para mear y no echar gota. Bueno no. Voy a dejar los tópicos a un lado. Es para mear y salpicar todo fuera de la taza... Bueno, tampoco... Que lo mismo el equipo de la limpieza está secuestrado por el chef pelando patatas.



                                             Álex Viikiingo

jueves, 25 de diciembre de 2014

ENTREVISTA a ANTONIO GARRIGUES WALKER por Sara Núñez de Arenas

Este joven se llama Antonio Garrigues Walker, o eso dice Google:



   

Por si algún lector no le conociese, paso a detallar su currículum*:

*Plagiado sin miramientos de la página web del despacho de abogados Garrigues

Antonio Garrigues Walker, es jurista español y presidente de honor del despacho de abogados Garrigues En 1954 pasó a formar parte de la firma Garrigues fundada por su padre, Antonio Garrigues Díaz-Cañabate, y su tío, Joaquín Garrigues Díaz-Cañabate. Ostentó el cargo de presidente del despacho desde 1961, cuando contaba con 27 años, hasta el 30 de septiembre de 2014. Además preside la Fundación Garrigues y la Cátedra Garrigues de Derecho Global de la Universidad de Navarra.
            Es un reconocido jurista en el ámbito internacional. Destaca su labor como experto legal en inversiones extranjeras en España. Ha asesorado a grandes multinacionales, así como al Gobierno español en materia de legislación económica, especialmente en el campo de las inversiones extranjeras. También presta su asesoramiento y conocimiento jurídico a gobiernos, como el de Estados Unidos y Japón, en sus relaciones con España. Por ello, es Patrono de Honor de las Fundaciones Consejo España-Estados Unidos, Japón, China y Australia y Patrono de la Fundación España-India. Su preocupación por el fenómeno de la globalización, le llevó a ser pionero en la cooperación con bufetes internacionales siendo, por ejemplo, presidente de la Asociación Mundial de  Abogados. Es miembro del grupo español de la Comisión Trilateral.
       Junto a su labor como jurista, siempre ha mantenido una intensa actividad en la vida social, empresarial y cultural del país. Así se reflejó en su paso por la política. En 1982 creó el Partido Demócrata Liberal (PDL), del que fue elegido presidente. Esta formación política se integraría en 1984 en el Partido Reformista Democrático, una operación impulsada junto con Miquel Roca para tratar de ocupar el espacio político de centro.

        Antonio Garrigues ha sido nombrado Abogado Mundial por el Centro de la Paz a través del Derecho y patrono vitalicio de la Fundación José Ortega y Gasset.
       Fue el asesor especial del alto Comisionado de Naciones Unidas para refugiados (ACNUR) y actualmente es Presidente de Honor de España con ACNUR. Fue elegido miembro del Comité Nacional de Acreditación de ANECA (Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación). Además es el fundador del Capítulo Español de Transparencia Internacional (TI), organismo para la lucha contra la corrupción.
        Antonio Garrigues es presidente y consejero de diferentes empresas y Doctor Honoris Causa de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales de Buenos Aires (Argentina), por  la Universidad Europea de Madrid, por la Universidad Ramon Llull de Barcelona y por la Universidad Pontificia de Comillas de Madrid.
        Es ponente habitual en seminarios y conferencias del despacho y de diversos centros especializados y asociaciones. Interviene como conferenciante y moderador en un gran número de seminarios y reuniones celebrados tanto en España como en el extranjero.

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Bien, ahora que saben que es una persona muy importante, voy a contarles que lo mejor de todo es que AMA EL TEATRO. Sí, así como lo oyen. Lleva años escribiendo textos teatrales, representándolos, acudiendo al teatro, leyendo... (Y no me negarán que eso es posiblemente lo más interesante de todo cuanto han leído hasta el momento).Cuando yo le conocí en el Teatro Rojas del Círculo de Bellas Artes, mientras ensayaba su obra "El Silencio y la Belleza", solo sabía dos cosas de él: que era una persona importante, porque a todo el mundo se le ponía cara de importancia cuando mencionaba su nombre y que mi abuela Sabina le había votado. La sorpresa vino después, en cuanto hablé con él pronto me olvidé del jurista importantérrimo y descubrí a un ser al que todo aquello ilusionaba casi tanto como a mí. Desde ese día me encuentro a un dramaturgo genial con decenas de trabajos a sus espaldas, defensor de lo profesional y lo amateur, lector feroz y abierto espectador, y sobre todo a un amigo inesperado al que no me cansaré de decirle: Gracias.



Carlos Rodríguez Braun, Lupe Barrado, Elena Herrero Beaumont, Sara Núñez de Arenas, Antonio Garrigues y Johnny Aranguren, 2012



SARA NÚÑEZ DE ARENAS- Dices en tu obra “El pasado que empieza” que un hombre es lo que no ha tenido otro remedio de ser. ¿Estás de acuerdo con el autor?
ANTONIO GARRIGUES WALKER- Muy de acuerdo pero también puedo discrepar radicalmente. Depende de muchas cosas.

SNDA- Vale, lo sabemos has hecho más de lo que muchos hombres extraordinarios consideran extraordinario, pero ahora ¿Qué es lo que más te apetece hacer?

AGW- No he hecho nada extraordinario –y no es falsa humildad- pero lo voy a seguir intentando. Tengo aún muchos días por delante para acometer algún proyecto que merezca realmente la pena. Como dicen los ingleses “lleva tiempo ser joven”. A mis 80 años entiendo bien la frase.


SNDA- ¿Qué entiendes por teatro amateur? Es decir, qué consideras que hace a algo “profesional” ¿Quizá vivir de tu trabajo? Marcel Duchamp o Van Gogh jamás lo hicieron.

AGW- Para mi ser profesional en algo es dedicarle todos tus talentos y capacidades, y eso se aplica al teatro aunque también aquí la dedicación no tiene porqué ser exclusiva y total. Duchamp, Van Gogh y otros muchos –entre ellos Kafka- no pudieron dedicar todo su tiempo a su auténtica vocación por distintas razones, pero su obsesión creadora y artística no les abandonó en ningún momento. Ahí está la clave.

SNDA- En tu última obra reflexionas sobre el mérito y la culpa. Hablas de ellas como las dos caras de una misma moneda. ¿El mérito y la culpa están hechas del mismo material?

AGW- Así lo pienso. Y lo que he descubierto a través de un largo proceso es que siempre tenemos menos méritos de lo que pensamos y muchísimas más culpas. Hay excepciones también en este tema pero muy escasas.

SNDA- ¿Qué encuentra D. Antonio Garrigues Walker en el teatro, que no encuentra en otro lugar?

AGW- Romper la unidimensionalidad con algo que me interesa, me ocupa, me divierte y, de paso me compromete, lo cual me viene muy bien para corregir las permanentes inclinaciones a adocenarse.

Elena Herrero Beumont y Antonio Garrigues en el escenario del Teatro Rojas de el CBBAA , 2012 


SNDA- ¿De qué forma has vivido tu vida artística?

AGW- Sin poder dedicarle ni el tiempo no la atención necesaria, pero viendo y escribiendo mucho teatro, bastante poesía, y dibujando sin parar. He publicado ya un libro de dibujos y estoy preparando otro.

SNDA- ¿Qué es lo mejor y lo peor de la manera de entender la cultura y el teatro en este momento en España?

AGW- Yo lo veo en general de manera positiva. Hay un gran apetito cultural y en concreto teatral. Lo peor sin duda es el abrumador IVA, que es una manifestación del desprecio existente a la vida cultural. Pero se acabará arreglando. Seguiremos el ejemplo de otros países civilizados.


SNDA- ¿El arte puede ser un negocio?

AGW- Claro que sí. Unas artes suelen ser más rentables que otras. La pintura está entre las primeras, el teatro y la música entre las menos rentables. Ningún arte llegará nunca al nivel de los negocios “clásicos” pero es bueno que se tenga en cuenta y se valore, sin sacralizarlo, el aspecto económico. No hay más remedio.


SNDA- ¿Qué obra te hubiera gustado escribir y por qué?

AGW- "Romeo y Julieta". No hay nada como los amores trágicos. Y si eso no fuera posible elegiría "Esperando a Godot” porque refleja con un realismo romántico, todas las ansias estériles del ser humano.


SNDA- ¿Se puede crear desde la zona de confort?

AGW- Sí pero en general la creatividad poderosa y transformadora está fuera de esa zona.

Johnny Aranguren, Lupe Barrado, Elena Herrero Beaumont, Nuria Espert, Gloria, Sara Núñez de Arenas y Antonio Garrigues Walker trás la representación de "El pasado que empieza" en 2014. 


SNDA- ¿Quién debe asumir la responsabilidad de preservar la cultura? ¿Por qué es importante?

AGW- En una parte esencial y decisiva tendrá que responsabilizarse la sociedad civil que deberá denunciar las presiones fiscales, políticas, ideológicas o de cualquier otro género sobre la vida cultural. La cultura es la única riqueza que merece la pena aumentar sin límite y sin duda la más rentable y gratificadora.


SNDA- ¿En qué te ayuda el Teatro? ¿Quiénes son tus maestros?

AGW- En mejorar mi sensibilidad y mi capacidad emocional. Tengo muchos, demasiados, maestros, pero me han influenciado sobre todo Kafka, Ionesco, Camus y en general los nihilistas y el teatro del absurdo. Y en cuanto al mundo clásico Shakespeare y Chéjov. Mi admiración por Chéjov crece sin cesar.


SNDA- ¿Dónde escribes? ¿A qué horas?

AGW- Generalmente en los viajes largos de avión pero dedico muchos fines de semana a pensar en la idea básica y a comenzar a escribir. Rompo cientos o miles de hojas antes de quedarme contento con la primera página. Pero a partir de ahí suelo ir rápido.

Ensayo general de "El Silencio y la Belleza" de Antonio Garrigues Walker, Teatro Rojas, CBBAA, Madrid, 2012. 

SNDA- ¿Qué es para ti ser consecuente? (artísticamente)

AGW- No lo sé. Me desconcierta la pregunta. ¿Se puede ser consecuente artísticamente? Lo voy a pensar con calma y te digo.


SNDA- Por último, las palabras que tú quieras decir en este espacio, ¡eres libre!

AGW- Me han gustado las preguntas y me ha gustado responderlas. Me las formula además una persona que vive consecuentemente, sacrificadamente y apasionadamente el teatro. ¡Es un gozo de persona!







Sara Núñez de Arenas



Directora de LA CONOCIDA Producciones

lunes, 22 de diciembre de 2014

LAS CRÓNICAS DE MJ - EL TESTAMENTO DE MARÍA Colm Tóibín / Agustí Villaronga

El invierno ha llegado, dicen que mañana hará mucho frío. He comido junto al teatro Valle Inclán, a las cinco de la tarde. Siempre a contratiempo. Las raciones servidas son tamaño y precio estándar, mucha cantidad para una sola persona. Solicito que me empaqueten lo que me ha sobrado. De camino a Lavapiés, había observado los bultos de los mendigos arrinconados contra los edificios: uno de mediana edad contra la cafetería del Reina Sofía, dos en un soportal, muy jóvenes. Desando lo andado para calmar mi conciencia y comparto lo que soy incapaz de comer al menos de una sola sentada...
Somos tremendos: no sé qué  reacción en cadena esperaba de un gesto tan lógico y sencillo, pero mi ánimo quedó descolocado.  Demasiados vídeos melodramáticos en Internet. En fin.




Esta tarde la soledad es menos llevadera, vete tú a saber por qué, quizá por alguna cuestión sin resolver entre amigos. ¡Cuánto pesa el amor! Por mucho que disimule el mundo, dependemos unos de otros. Porque estamos solos: el individuo y sus congéneres, inmersos todos en la madre naturaleza, que nos engulle como un monstruo, imbuidos en el plan matemático del universo. Formamos parte de una ecuación sin resolver, pero para eso tenemos la imaginación, para buscar resultados.




Entramos a menos veinte. La sala es pequeña, una caja negra en la que apenas se distinguen las dimensiones diferenciadas de escenario y patio de butacas. Esto aporta intimidad, cierto sosiego. La escenografía, sin embargo, resuelta en una estantería de madera repleta de enseres, pareciera un muro a punto de venírsenos encima y sepultarnos; muchos bultos grises en los estantes, semejantes a lo acumulado por los mendigos, a los atillos de sus pertenencias. Hay otra estantería detrás de esta. En el medio, un espacio que sirve de pasillo. Una puerta cerrada, una contraventana, una escalera. A la derecha del público, en segundo término, una mesa; sobre ella, una vela encendida. A la izquierda, una tapa redonda enorme sobre el suelo, en primer término. Tengo esta perspectiva desde la última fila, en el centro. Detrás de mí, otro muro negro. En contraste, espero a Blanca. La distancia es pertinente; si se acerca al proscenio, podré ver sus ojos.




Se inicia el espectáculo con la rápida entrada de María, el personaje; mirando directamente a público, apaga la vela y oscuro. ¡Qué actriz! Sus ojos me atravesaron; no es relevante medir el espacio entre la Portillo y su público.
Vuelve a aparecer ya sentada, para relatarnos su historia, la versión incómoda,  a la que nadie presta oído. Blanca va enlutada: sobresalen de los negros ropajes su rostro, sus pies y sus manos. Hay tanta expresividad en cada uno de sus gestos... Su voz cambia de registro con soltura, como poseída por ánimas diversas que se relacionan con ella en distintas circunstancias; a veces inmovilizándola, otras descomponiendo su imagen y trasformándola.

Y se reencarna en María, una mujer de carácter, enérgica, ruda; cuya fuente de dulzura se extinguió hace ya tiempo. Cuando le arrebataron al hijo, se perdió la madre. Es un ser humano, ni rastro sagrado de la virgen. Entonces puede hablarnos de tú a tú, sin cortapisas. Nunca soportó el entorno de su hijo, a sus seguidores; ni entendió una sola palabra de sus consignas. Dejó partir al joven que era su niño y se encontró con aquel hombre extraño, extremo,  que no la reconocía, que renegaba de ella. No permite que ninguneen a su marido muerto. “El hijo de Dios”- ¿Cómo es posible? ¡Qué palabras enormes, inmensas, ajenas a aquel cuerpo que ella acunó y alimentó! ¡Qué inventos de la gente, qué fanatismo! ¡Devoradores de milagros! Resurrecciones y transformaciones que ella no ha visto. Siempre al margen, temiendo por ella misma, por todos ellos, por su hijo.


 

Los mismos que la abastecen ahora, que la protegen; le quitaron todo entonces y la mantienen aislada, atormentada. La soledad es  buen caldo de cultivo para dudas y reproches, para que se enrede la culpa en los recuerdos y crezca, como una mala hierba. No existe la paz en sus entrañas, en su útero vacío. María rebusca entre la sangre derramada un posible consuelo y no lo encuentra. El miedo la detuvo, cuando pudo salvarse; si la salvación fuese la muerte, como predicaba su hijo. Ni ella misma entiende cómo pudo soportar la crucifixión, estando presente. Y es que la vida se amarra fuerte a sus criaturas para fustigar sus instintos. En el proscenio, Blanca Portillo abierta de par en par, adelantado el pecho, al descubierto;  atravesadas las manos de aquellos imaginarios clavos desproporcionados. Hay cuestiones, detalles que fustigan su memoria: los que comían, los que jugaban a los dados, las cruces cayendo a tierra, el ave rapaz que devora a los conejos; allí mismo, junto a su hijo agonizante. Nadie parece percatarse de lo alucinante de estos hechos, de estos detalles preñados de irrealidad, de pesadilla. Y es que María guarda un saber que quizá heredó de Artemisa, diosa a la que venera.

Tan solo en sueños pudo sumergirse y rescatar al ahogado, acariciar la túnica blanca, mecer su recuerdo. El agua, pozo silente o manantial de música oculta, que todo lo aclara, que limpia y purifica. El pozo, sepulcro oscuro o fuente de agua cristalina. María lavándose en enaguas blancas, María abrazada a la humedad luminosa de la túnica. Todo acabó, aunque permanezca.




Blanca, se despide de nosotros anhelando la paz y la armonía de los viejos tiempos, la bondad de las costumbres. María, luto por fuera, Blanca por dentro. ¡Qué simbiosis más hermosa y perfecta!

Abandono el teatro. Llamo a mi amor, leo el mensaje deseado. Todo está tranquilo. Aparentemente. Impregnado el aire de buenos deseos.

Háganse realidad; los más necesarios, al menos. Así sea,

 



MJ                                            MARÍA JOSÉ CORTÉS ROBLES





lunes, 15 de diciembre de 2014

LAS CRÓNICAS DE MJ - LA BELLA DE AMHERST - William Luce / Juan Pastor



En Teatro Guindalera, si llegas un día lluvioso de otoño con bastante antelación con respecto al inicio de la función, son tan amables que te recomiendan un lugar cercano que consiga hacer más grata la espera. La biblioteca pública de la calle Azcona, por lo visto, una de las más amplias de Madrid, cumplió su cometido. Ningún ejemplar de William Luce en la sección de teatro; era de esperar. Esta vez no conocía el texto que se iba a representar, aunque sí a la escritora a la que se pretendía devolver a la vida: Emily Dickinson. “Conocer” es una concepto equívoco en depende qué contexto; en realidad, he leído alguno de sus  poemas y curioseado en los misterios de su biografía. El personaje real es ya bastante interesante: reclusión voluntaria en su hogar, posible enfermedad (epilepsia), obra prolija que permaneció inédita hasta después de su muerte... En la actualidad es reconocida como una de las poetisas más importantes de América.


Cuando recogí mi entrada pregunté: -“¿Qué me recomiendas para conseguir un buen sitio? ¿A qué hora vuelvo?” -“No hay problema”- me contestaron -“Nos falta por vender un tercio del aforo” Sentí de veras que fuera así, pero eso no me aseguraba un lugar privilegiado. Nada se interpondría entre María Pastor y yo; improvisé lo necesario para conseguir sentarme en primera fila a disfrutar del espectáculo.


Juan Pastor había hecho uso de su barita mágica y, en el escenario, permanecían suspendidas en el aire dos sillas giradas y a distinta altura. Algunos muebles aparecían volcados en el suelo, como si los hubiera empujado a esa posición una fuerza centrípeta, imagen congelada de lo que agita en su seno el ojo de un huracán mientras se reproduce.

Me satisfizo acertar en las predicciones, pues la obra se inició con el sonido lejano del vendaval, que balanceó levemente las sillas colgantes y el extremo de la insinuada vegetación. Esa voz atemporal resucitó a nuestra protagonista: la maga blanca, la que con un chasquido de los dedos consiguió atravesar la cuarta pared y conversar directamente con el público, seres del futuro, para después regresar a sus encuentros y desencuentros con personajes fantasma, criaturas del recuerdo. Con la ayuda de su prodigiosa memoria, enderezando un mueble o sentándose con cierta disposición en un sillón, fue capaz de dibujarnos de tal modo a los ausentes, que pudimos imaginarlos allí,  interactuando con ella; hasta al gato de su hermana que le deshacía las madejas. Saltó Emily adelante y atrás, de acontecimiento en acontecimiento, con la agilidad de lo incorpóreo, con la levedad de una pluma mecida por la brisa. Y, de súbito, un poema, un nido de palabras que ahondó en la cadencia del texto al completo, elogio del canto.



La poetisa, se ocupó ante nuestra plácida mirada de los pájaros, las fuentes, el huerto; y, a media noche, de las palabras, su pasión y su credo. Contó para la representación de su vida con cómplices suficientes: con sus padres y sus hermanos, con alguna amistad; un gran amor platónico, el que nos mencionó como Maestro. Su mundo, feliz y pleno a nuestros ojos. Tan solo una nostalgia presenciamos, la imposibilidad de publicar, la búsqueda de lectores más allá de su entorno. Al principio de la obra nos dio a probar una de sus tartas; al final, fue íntegra su entrega a través del baúl que contenía su mayor tesoro, miles de versos.

En medio de todo, el misterio. Algo inconfesable, del otro lado, que impregnó la atmósfera de la sala, que bailó en las pupilas de la actriz reflejándose de forma inmediata en las nuestras, dilatadas por la atención hipnótica. Permanecimos conectados a lo esencial como por encanto, sonreímos con ella y le enjugamos esa tímida lágrima, fruto de una pérdida. Pero no hubo ningún drama, nada que nos apartara del gozo de la creación, ningún dolor que emponzoñase ese placer de escuchar atentamente a Emily pronunciar una palabra llenando toda la boca de musicalidad cargada de sentido, de significados nunca tan precisos, pues que se alzan las palabras, se arremolinan y vuelan, trascienden, se las lleva el viento a otros oídos, a otros labios.


La tragedia, si la hubiera, es el agotamiento de la vida, que no el final, pues legamos siempre nuestro ejemplo; pues siempre se pueden recoger del suelo los muebles, enderezarlos, ponerlos en su lugar para que recuperen su utilidad y resulten de nuevo confortables y cálidos.

Es este un trabajo artístico cargado de esperanza, la misma que enarbolan los que conforman el equipo de teatro Guindalera, héroes contra el vendaval de la sinrazón que parece pretender arrasarlo todo. Ellos permanecen en pie y regresan cada día con una sonrisa al punto de encuentro. Emulemos su coraje y no faltemos a la cita.

Es este un compromiso,


MJ                                              María José Cortés Robles 




viernes, 12 de diciembre de 2014

LAS CRÓNICAS DE MJ - SI LOS ÁNGELES DISPARAN - Jorge Moreno / Iván Ugalde


Es esta una de esas obras que hay que dejar reposar, después de que acontecen en la retina, en los oídos, a nuestra izquierda, nuestra derecha y nuestra espalda, en las alturas, a nuestros pies... Fuimos rodeados por la violenta fabulación, envueltos en una luz mortecina y cambiante, una vez que el Umbral de la Primavera hubo echado el cierre. 

Es un buen principio este: no hay mejor telón de boca para una función que nos quisiera encerrar en Puerto Urraco el mismo día de los atroces acontecimientos. El espacio escénico, tiene una estructura interesante, con multitud de recovecos que varían la perspectiva, como escenografía que aprovechara un paisaje autóctono. Incluso el suelo empedrado es apropiado. Los expectantes, nos hallamos sentados formando una elipse, pudiéndonos observar unos a otros, en  reunión de vecinos de los de antes, a la puerta de la casa de cada cual... No se busca otra cosa que nuestra incomodidad, creo yo, hacernos partícipes sin nuestro consentimiento. 




La espera en estas condiciones produce intranquilidad y cierto deseo morboso de que suceda lo que tenga que suceder. Permanecemos en silencio o cuchicheando alguna cosa sobre los iconos religiosos, sobre la cantidad de velas, no sé si alguno distraído aún con su propia vida... Yo no, desde luego, no me cuesta nada entrar y aquí me habían introducido, creía yo, directamente en la habitación del fondo.


No era así, sin embargo, de lo más profundo de la cueva surge el clan de los matarifes con toda su idiosincrasia, como ‘garrulos’ que son: su empeño en apelmazarse en una venganza acérrima, su cejijunto entender de los motivos que los mueven; su pánico a no encarnar lo que se espera de ellos, lo que imaginan y urden unos de otros sobre los deberes en las ofensas, sobre la limpieza imposible de las máculas sangrientas.


“Garrulos” ese es el título de la obra de Jorge Moreno. ¿Y donde están los ángeles? El elenco es adecuado a los personajes. Pero no serán estos a los que encarnan, en todo caso la estela de su ignorancia. Mancillados desde niños por abusos y vejaciones que se adivinan, sobre todo las hembras; confundidos los machos en aberrantes disposiciones supuestamente propias de su sexo, cegados por lo incomprensible, hipnotizados por lo ajeno. No se usan plumas, ni colorantes, ni edulcorantes; en todo caso el opio adormecedor del rezo y los lamentos que no conduce a más que a las enfermizas obsesiones. Las tradiciones no son ningún bálsamo sanador, en estos casos, antes bien imposiciones, camisas de fuerza que a duras penas contuvieron nunca el arranque de la locura. Almas en pena parecen los actores deambulando en nuestro entorno, hermanados en el horror de lo sin remedio, condenados a reiterar perpetuamente sus dudas, su desazón, sus maquinaciones. Una y otra vez tienen que apretar el gatillo, y rematar si no hubo acierto. Nuevamente odiar y urdir la venganza, vengarse y sufrir el castigo, justificar tanta matanza. Ellos, la familia, se consideran capaces, pues lo han sido durante siglos, (‘héroes’ o ‘mártires’ sería imposible en este caso, por puro desconocimiento).

De pronto, caigo en la cuenta: estamos en el infierno, la guitarra eléctrica ya nos advertía con sus estremecedores aullidos metálicos; estamos en lo más hondo, entre las llamas que nos consumen. ¿Por qué sonreímos, entonces? ¿Cómo puede ser que nos quepa este humor ácido? Cierta distancia se reproduce que nos permite planteamientos más allá de la tragedia, a años luz del sentimentalismo. No es este un teatro de las emociones, sino de sensaciones y reflexiones, de cadencias lorquianas que nos acechan y nos invaden, de hechos que, por su rotunda corroboración en los anales de la historia, la que transciende y la cotidiana, nos sacuden desde los cimientos.

¿Cómo acaba? Nunca, ya lo he dicho: lo que pudo ser, está siendo ahora y es susceptible de repetirse en cualquier lugar, en cualquier momento, yendo y viniendo en el tiempo. El hombre es un lobo para el hombre. Es nuestra condición.


Pero escapemos de aquí. ¡Qué alivio que nos liberen a este espejismo diario de vivir ajenos a las matanzas que proliferan por el mundo!... ¡La desfachatez de los bobos, de los infelices! ¡No estamos a salvo, sino condenados, hermanados en la venganza o apilados como víctimas; somos culpables todos de lo propio y de lo ajeno por los siglos de los siglos!

Si hablara con reservas y de otros, firmaría ‘Amén’, por temor al reconocimiento y sus represalias; como  hablo con franqueza de “Teatro Hermético”, de buenos actores de trabajo impecable, de los cuales a algunos conozco desde los tiempos de escuela, firmaré con mi nombre y mi pseudónimo. Hasta otra,


MJ                                              María José Cortés Robles



martes, 9 de diciembre de 2014

EL GUIONISTA CONTABLE: Cifras y Letras

Sí, así como lo pone. Guionista contable. Cifras y letras, como aquel mítico programa que si lo hubiera dirigido Jordi Hurtado aún seguiría en antena. Eso es lo que soy a día de hoy. Un guionista que busca la rentabilidad de un restaurante importante de Madrid. Total contradicción. Y total ironía, si me apuras.
Cuando me pongo a pensarlo bien, caigo en que vivo en un mundo deseado para los guionistas. La antítesis, el conflicto, contrariedad, contradicción... Madrileños contra catalanes, hombres contra mujeres y rudos contra pijas. Eso y una localización muy española. Un bar. Y... ¡Voilá! Ya tienes una serie como Los Serrano para dar rienda suelta durante ocho temporadas. ¡8! Lo demás, ya no importa. Da igual si metes actores que casi son padres para papeles de adolescentes, una banda sonora de la que preferiría no hablar por respeto a Hans Zimmer y un final ¡Ojo spoiler! de traca, en el que todo es un sueño... Increíble, pero cierto.




Pues ese es el mundo en el que vivo yo. No el de pijas y bandas sonoras, sino en el de la antítesis total. Haciendo números y verificando si los costes de una cosa y otra cuadran y dejan un beneficio a la empresa. Aunque siempre hay que decir que todo tiene similitudes, así como Dios dijo que todos éramos hermanos. Que por cierto algo fetiche sí que suena eso. Me veo encerrado en el cuarto de baño (mítica escena) amenazado por Antonio Resines con una escobilla de váter acusándome de incesto por acostarme con mi pareja.
-"Que Dios dice que todos somos hermanos, que es tu hermana joder, joder, que te meto, macho..."
Uff, no, quita, quita...
Las similitudes en mi puesto de trabajo con el guión son escasas, pero para eso estamos para crearlas.
¿Cómo puede llegar a sobrevivir la creatividad entre croquetas, dj's y mojitos? ¿Cómo las letras sobreviven a un tsunami de números?





Recuerdo la primera vez que nos reunimos para decidir si subir el gramaje a cada plato sin subir el precio de venta y sin cambiar la calidad de la materia prima. Eso es como hacer que la función dure dos horitas y media más por el mismo precio de venta de la obra y sin quitarte del cartel a José Sacristán y Maribel Verdú. Cuanto menos, complicado. Muy vistoso sí, pero poco rentable.
- "No sé cómo podemos hacerlo, pero tenemos que aumentar el gramaje de cada plato"
Esa era la directriz. Darle más peso a la merluza, a las patatas o a lo que sea. Era darle una o dos frases más a un personaje. La putada es que ese personaje está creado por un profesional (chef) que sabe que hablando sólo eso, no va a desestabilizar el resto de la historia. Con lo cual...¿Doy más letra al solomillo y obtengo menos números? ¿O doy más protagonismo al plato, pero le pongo mejor cartel y un precio adecuado?




Letras y números. Sobrevivo pensando que la carta del restaurante es nuestra obra, nuestros platos son nuestros actores y nuestro local nuestro escenario. Un espacio donde se buscan buenos intérpretes (camareros, recepcionistas...) que hagan sentir a esos espectadores (odio la palabra cliente) como en su casa.
Y todo ello con un claro objetivo, que vuelvan. Y ahí debo decir, que es donde se encuentra otra similitud entre cifras y letras. El objetivo. Al final, un contable busca cumplir un objetivo y un guionista busca que algún personaje cuente su objetivo a través de imágenes, diálogos y miradas.
Que vuelvan a venir a comer. Que vuelvan a venir a ver nuestras obras. Que vuelvan a comprar un libro escrito por mí.
Al final, uno puede sentirse mal por no destinar todo el tiempo que quisiera a lo que le llena el corazón, pero sentirte totalmente desplazado o aislado de lo que ama por tener que estar ocupado en otra cosa se demuestra que es una simple excusa. Y barata. Mi mente no para de hacer números buscando rentabilidades, pero mi corazón no deja pasar ni una ocasión que tenga que ver con plasmar letras en un papel.



Y aquí estoy, escribiendo en este fantástico blog lo que me pasa por la cabeza. Volviendo al principio de la cuestión, un guionista desconocido escribiendo para La Conocida.
Bendita contradicción...



sábado, 6 de diciembre de 2014

EDITANDO TEATRO: Entrevista a CONCHITA PIÑA por Soraya García







Esta semana tenemos la gran suerte de contar con Conchita Piña, directora de EDICIONES ANTÍGONA, la editorial independiente más importante de nuestro país especializada en Teatro contemporáneo y Filosofía. 
Diez años de andadura y más de cien títulos que componen su catálogo donde destacan también las publicaciones en colaboración con la agencia de representación teatral QdeQuintanilla, la Asociación de Autores de Teatro (AAT) y la Real Escuela Superior de Arte Dramático (RESAD).



La primera vez que vi a Conchita Piña estaba detrás del mostrador en la Feria del Libro de Madrid, es su stand de Ediciones Antígona. Me habían dicho que era una mujer brillante, inteligente, valiente y guapísima. Recuerdo que pensé que valiente se queda corto para definir a una mujer entregada a la misión de publicar libros de teatro, poesía y filosofía. Acostumbrada como estoy a visitar las bibliotecas populares he podido constatar que suelen ser las secciones más desabastecidas y los libros menos consultados y, muy a menudo, pasan años sin salir prestados o incluso puede que sea la primera vez que abandonen las estanterías si decido llevármelos a casa. Bueno, pues hay otra mujer que comparte mi pasión por esos libros.
La segunda vez que la vi estaba subida a unos tacones de aguja y tenía unas pestañas como alas de golondrina, nos contaba "Lo que Nunca Contó Isabella Mas” frente a un espejo de la sala El Burdel a Escena.





SORAYA GARCÍA.-¿Cómo ha sido tu experiencia de recitar junto a tu compañera Luz de Paz? Te confieso que he ido a cientos de recitales de poesía y no he visto nunca nada parecido a lo vuestro. Es muy refrescante y divertido escucharos recitar.

CONCHITA PIÑA.-Bueno, lo primero, gracias por estas magnificas palabras de presentación. Recitar con Luz de Paz ha sido una experiencia increíble. Nos hemos entendido fenomenal en la escena, porque ella tiene alma poética. Ha sido un regalo poder volver a actuar y encima en un proyecto así.

SG.-¿Qué necesidad de los seres humanos crees que satisface el teatro o la poesía?

CP.-Pues creo que la más importante. La de sentirse vivos. El teatro y la poesía activan dimensiones humanas que muchos días se nos quedan olvidadas por la rutina cotidiana. Lo mejor: poder vivir poética y teatralmente, hacer de cada día un acto poético.

SG.-Sabes cuando yo era pequeña había una serie en la televisión en la que ,te juro que escuché este mensaje : Si no puedes ser poeta, se poema.
CP.-Qué frase tan preciosa. Ser poeta debería ser una forma de vida.

SG.-Sí, porque comprendía el Maestro del pequeño Saltamontes que ser poeta era una tarea dificultosa, quizá solo para algunos elegidos, pero hacer de tu vida un poema era tarea al alcance de todos. ¿Conchita se lee teatro en España?, yo se que la poesía tiene muy pocos lectores por desgracia pero ¿cuáles son los autores de teatro más leídos?

CP.-Se lee teatro en España, y cada vez más. Nosotros, desde Ediciones Antígona, nos gusta pensar (llevando a cabo un acto poético) que estamos teniendo algo que ver en la revitalización de la lectura teatral. Hay muchos autores que se leen, Miguel del Arco, Jordi Galcerán, Fernando J, López, Fernando Arrabal, Javier Calvo y Javier Ambrossi (los chicos de La Llamada)..., por decirte solo algunos. Además lo maravilloso es que el perfil de lector va desde alumnos de instituto a amantes de la lectura en general, pasando por la gente de la profesión, tanto a nivel profesional como aficionado.
                

SG.-¿Cuáles son las obras que nos ayudan a pensar el ahora? ¿Cúales los autores y los directores?

Qué pregunta más difícil y más buena. Realmente, creo que todas las obras que hablan sobre las relaciones entre las personas o sobre cuestiones más filosóficas que tocan el sentido del ser del hombre y de la vida. Pero, vamos, esto traducido a lenguaje teatral, quiere decir que todas. Lo bueno del teatro, es que gracias a su inmediatez, nos hace siempre cuestionarnos el aquí y el ahora, sobre todo, cuando uno empatiza con lo que sucede en la escena. Se dan actualmente, varios tipos de obras teatrales: la comedia ligera, esta puede ser la que quede más apartada de la realidad, porque su carácter es de mera evasión de la realidad; las obras de pensamiento y políticas y las comedias críticas. Estas últimas sería las que nos sitúan en el ahora.


SG.-Un ser humano no es solo su tiempo, nos construímos sobre lo que han hecho los demás para apoyarnos o para rechazarlo. ¿Cuáles son las obras de teatro que nos han construido? ¿Quiénes son, para ti, los Maestros del pasado?

CP.-Hay tantos... Si hablamos solo de obras de teatro, está claro que no podemos dejar de lado el teatro clásico griego: Antígona o Edipo Rey de Sófocles... el teatro del Siglo de Oro y anterior, Lope y su Fuenteovejuna o Don Juan Tenorio de Zorrilla... que por cierto, fue una época de grandes dramaturgas.. Ya en lo contemporáneo, hay varias obras y épocas que son referenciales para mí. «Casa de muñecas» de Ibsen y luego todo el teatro de Vanguardia, Ionesco, Beckett... y ahora,  Mayorga, Sinisterra, Arrabal... los clásicos contemporáneos.


SG.-¿Grandes Dramaturgas? Por favor, no tengo ni idea háblame de ellas

CP.-Ahora estoy investigando sobre ello, a raíz de una circunstancia actual: en mi experiencia como editora de teatro son mucho más los textos que nos llegan y que publicamos de dramaturgos que de dramaturgas. Este hecho nos ha puesto en alerta y nos hace ponernos a trabajar en la visibilidad de la mujer dramaturga. No por cuestión de género y discriminación positiva, sino por justicia con la realidad literaria de nuestro tiempo.

SG.-Cuando elegimos una novela para leer nuestra actitud de lector sería la de desplazarnos por ese universo nuevo que el autor despliega ante nosotros y viajar por ese hilo claro u oscuro a donde nos quiera, o normalmente pueda, llevarnos. Sin embargo si es un poemario lo que elegimos, tendremos que estar dispuestos a poner todo nuestra energía, nuestra mente y nuestro cuerpo al servicio de la poesía, toda nuestra inteligencia, y nuestro mundo interior, para que resuene con el del poeta, y así se expanda en nuevos sentidos.
 Conchita nos podrías dar un consejo de editora a lectores, en tu opinión ¿Cuál es la disposición más adecuada para leer una obra de teatro?¿hay alguna manera mejor de leer estos libros?

CP.-Siempre que uno se acerca a un libro, debe de hacerlo sabiendo que lo que se va a encontrar entre sus páginas puede descubrirle cosas nuevas del mundo, y lo más sorprendente de la lectura, de uno mismo. Cuando un lector se enfrenta una obra de teatro, consciente de que va a leer una obra de teatro, debe saber que el texto le va a llevar a recrear en él, todos los mundos posibles. Cuando leemos un texto teatral debemos estar dispuestos a ser a la vez el héroe, y el tirano, la mujer amada y el hombre desdichado, el culpable o la víctima, el guapo y femme fatale... Y si se puede leer acompañado, mejor que mejor.

 



SG.-Cuéntanos por favor cual es la historia de tu Antígona ¿Qué idea inspira el trabajo de tu editorial? ¿Por qué le llama Antígona? ¿Dónde te gustaría llegar con ella? ¿Cómo has llegado a levantarla?

CP.-La historia de Antígona es la historia de tres locos.
De tres amigos que se conocen en la Facultad de Filosofía. Uno de ellos, Isaac Juncos, ya tenía una editorial unipersonal y nos invitó a Ignacio Pajón y a mí a acompañarle en esta locura maravillosa. Así que, ahí nos vimos tres jóvenes entre 24 y 27 años que nos poníamos a levantar une empresa cultural. Al principio nuestra línea editorial era generalista, es decir, publicábamos casi todos los géneros. Pero, poco a poco, nos fuimos dando cuenta de que a nosotros lo que nos interesaba era el teatro, la filosofía y la crítica teatral, porque los tres veníamos de ahí. Por eso decidimos especializarnos en estos géneros.
 Sabiendo esto, el nombre es muy fácil de descifrar; queríamos buscarle un nombre que pudiese conjugar todos estos aspectos. ¡Y qué mejor que Antígona! Y así, con mucho esfuerzo y mucha ilusión y con un proyecto claro hemos ido creciendo, mucho más de lo que teníamos previsto, posicionándonos en el mercado editorial como una de las editoriales de teatro contemporáneo de referencia en el panorama nacional.
Esto nos hace relacionarnos y colaborar con los mejores y mayores profesionales en nuestros géneros: la agencia de representación teatral Qde Quintanilla, la RESAD, Distintas Universidades y Ministerios...

Ahora después de casi diez años de andadura, el balance no podía ser mejor y ahora ya, no queremos hacer otra cosa que no sea editar a los mejores dramaturgos contemporáneos en lengua española.




SG.-Tienes un optimismo y una energía contagiosa, oyéndote no podemos pensar más que ¡Claro, no puede ser de otra forma!, lo haces fácil. Quizá vuestra actitud es vuestro secreto. ¿Cuántas horas trabajáis al día? ¿Cómo compaginas tu faceta de creadora y la de Editora?

CP.-Puede ser eso, ¡qué bonita lectura!, quizá es que nos sale porque hacemos solo aquello que nos hace felices.
Trabajamos muchas horas, creo, incluso, que no dejamos de trabajar nunca. La editorial es parte de nuestra casa, aparte de de un centro de trabajo es un punto de encuentro abierto a cualquier hora a todo el mundo. Después, cuando acaba el horario de oficina, toca el trabajo de campo, que también nos encanta, asistir a funciones de teatro para estudiar y conocer lo que se está haciendo en los teatros tanto del «off», como de los teatros convencionales. Somos afortunados porque el ocio y el trabajo son parte de la misma moneda. Luego, respecto a ni faceta de escritora de poemas, bueno, la naturaleza me ha regalado el don del insomnio, así que el resto de horas que me quedan, son las que dedico a la poesía. Aunque, como tú bien sabrás también, la poesía se impone y no tiene hora, hay que atenderla cuando llega. Realmente, no tengo la sensación de hacer varias cosas diferentes. Vivo mi vida profesional y literaria como parte del mismo continuo.

SG.-Enhorabuena Conchita creo que aunque te puedas sentir cansada algunas veces, tienes la llave de la felicidad. Muchísimas gracias. Tú nos inspiras, nos enseñas y nos acompañas, es un inmenso honor y una grandísima alegría hablar contigo y que nos consideres entre tus amigos. Por último si quieres decir algo más a los lectores del Blog, algo que te parezca importante y que no te hayamos preguntado.

CP.-Gracias por dejarme compartir este rato con vosotros. Da gusto conocer, también, a gente tan apasionada con lo que hace. Así no nos sentimos solos, ¿cómo no vamos a ser amigos? Estamos destinados a ser amigos. A los lectores del blog darles las gracias por hacer posible este espacio para el arte y la literatura. Invitarles a que se acerquen al libro teatral, porque el teatro también se lee. Y animarles a que sigan leyendo que lean con la misma pasión con la que aman.

Soraya García