"FUSIÓN"
Término del siglo XXI. Sin duda.
Canciones de música negra fusionadas con bases techno. Hijos de un país de
padres de diferentes continentes. Restaurantes que fusionan sus cocinas
queriendo dar sushi de primero y un entrecot de Ávila de segundo. Todo mucho
más moderno, todo mucho más entrelazado. Todo mucho más... Cercano.
Tan cercano que puedes llegar a sentirte
marioneta de dicho teatrillo. Sin ir más lejos, la semana pasada me sentí Doña
Rogelia a las ocho de la mañana. La culpa fue del chiringuito de cafés en el
que paro cada mañana antes de entrar a trabajar. Que por cierto, chiringuito es
una palabra que admiro. Solo ella ya me da sensación de cercanía, guasa y buen
rollo. Pues dicho chiringuito amanecía con un cartel así:
"Desayunos
gourmet low cost"
A eso es a lo que le llamo yo, auténtica
supervivencia de la creatividad en el mundo actual. Comercializamos una frase
fusionada con tres idiomas. Tres idiomas para tres tipologias de
personas:
"Desayunos" para los
románticos que saben de la importancia de la primera comida del día.
"Gourmet" para los estirados
de turno que necesitan de palabras así para hacer cola por un café.
Y "low cost" para aquellos
que... Para todos... Que la vida está muy cara...
Este es el clásico ejemplo de que te dan la mano y coges el brazo. Es decir...
¿Me vais a poner un croissant casero
recalentado y un café de aguachirri,
eso sí, perfectamente presentado en una taza de diseño?
¿O acaso, me vas a poner lo mismo de
todos los santos días a un precio más bajo, entendiendo así que me has estado
atracando a mano armada este último año?
Necesito una explicación. Necesitamos una
explicación.
Porque al final, no hay nada como que se
cree una tendencia para que los empresarios y dueños de este país, se acojan a
dicho lema sin argumento alguno.
"La fusión somos todos"
Así es como consigues tener en un
restaurante a una recepcionista que cuando cuelga el teléfono, se le pide que
cobre al cliente de la mesa 24 y de paso baje los abrigos de la 32 al ropero,
porque el del guardarropa está cambiando una bombilla en el almacén de bebidas.
Es una manera de perder las
especialidades. Especialidades laborales, culinarias o artísticas. Cuantas más
funciones puedas desempeñar durante tu jornada laboral sin que éstas estén en
tus honorarios, mejor.
Es lo que se le llama el coste de oportunidad. Sí, sí. Lo que pagaría por un
electricista y un camarero, todo en un sueldo. Muy disimuladamente fusionado y
rateado. O prorrateado que queda más empresarial.
Quizás deberíamos seguir el ejemplo de
Antonio Recio.
"Soy mayorista, no limpio
pescado"
Muy bien. O se es mayorista o se limpia
pescado.
El mundo audiovisual. Otro rincón al que
la fusión ha desembarcado cual Día
de Normandia.
-Oye... ¿Y qué género es la última
película de Inma Cuesta?
-Pues es un drama, con pinceladas de
comedia y un guiño al suspense.
-¿Y no tiene un poquito de terror también?
Y así hemos llegado a la fantástica Dramedia. Drama y comedia. ¿Vamos a reír y
vamos a llorar? ¿O vamos a llorar de la risa? ¿O incluso reír de la pena?
No se sabe, pero algo vamos a hacer.
Vamos, para mear y no echar gota. Bueno
no. Voy a dejar los tópicos a un lado. Es para mear y salpicar todo fuera de la
taza... Bueno, tampoco... Que lo mismo el equipo de la limpieza está
secuestrado por el chef pelando patatas.
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