Poeta, calígrafo y pintor. El pintor japonés Ryoichi Noguchi presenta una cohesión entre estos tres elementos inseparables en la cultura japonesa. Crea un diálogo con el lenguaje plástico de occidente bajo la influencia de los trabajos anatómicos de Leonardo Da Vinci, Rembrandt y Velázquez.
Artista formado en Japón, se afincó en España a los 25 años fusionando su formación inicial japonesa con sus más de diez años de formación y trabajo en occidente.
La influencia de Japón sobre el arte occidental comenzó con la moda de coleccionar arte japones en el siglo XIX -en particular las estampas(ukiyo-e)-, cuyos primeros ejemplares podemos encontrar en París. Utamaro y Hokusai fueron los artistas que más influyeron en Occidente marcando a pintores como Manet, Toulouse-Lautrec, Degas, Renoir, Monet, Pisarro, Gauguin, Van Gogh y Klimt, entre otros.
En los años '50 se produjo un encuentro entre un grupo de artistas que trabajaban en torno a Michel Tapié y el grupo Gutai de Hiro Yoshihara. Ya antes, en 1936, algunos artistas japoneses se trasladaron a París, Nancy Wilson Ross habló de la relación entre el Dadá y el budismo Zen marcando sus fundamentos filosóficos semejantes, la experiencia de lo irracional sobre la lógica y el entendimiento.
El protagonista principal en la obra de Noguchi es el cuerpo humano como forma y símbolo. Ya en el arte Renacentista el cuerpo humano desnudo era el pretexto perfecto para cualquier composición, desde la más naturalista a la más simbólica, representada esta última a través de múltiples alegorías y personificaciones.
Los cuerpos se presentan sobre un fondo monocromo y vacío, suspendidos sobre la nada, sobre el silencio. El volumen surge tímidamente a través del óleo, la cola de conejo y el yeso que junto con el barniz, la pigmentación ocre y la curvatura en negro, consigue una idea de movimiento sugerente y liviana, casi a modo de bajorrelieve.
Los rostros aparecen y desaparecen en el fondo vacío desdibujando los rasgos, reflejando la influencia de Goya y Velázquez en la forma de ver la figura; llegar al alma del sujeto a través de la definición de uno de los rasgos de una forma simbólica. " Centrando el énfasis en una zona del cuerpo, se puede percibir la esencia de la persona, no hay que perfeccionar el resto de detalles". Los signos son una parte elemental de la cultura japonesa, las obras aún siendo figurativas, no son igual de descriptivas que las occidentales. No consiste en representar de forma fiel la naturaleza de lo que se está observando, sino establecer una conexión con el alma humana en comunión con las vivencias propias del artista, su gusto, sus emociones y los elementos e influencias que le rodean.
El formato de sus obras es alto y delgado, marcando la perspectiva desde un punto muy alto, sin fondo, poniendo en relieve la influencia de la pintura zen creada como método meditativo de los monjes. Al igual que el ritual de inicio de la caligrafía supone un método de preparación más meditativo y místico, en la pintura se sigue el mismo proceso. La originalidad y genialidad de nuestro artista radica en que no se trata únicamente de un ejercicio espiritual sino en una recreación de lo bello y la esencia del alma humana.
La sombra representa un papel fundamental en la obra de Ryoichi Noguchi. Su reflexión artística sobre la temperatura de la sombra tiene una idea más simbólica, poética y lírica que científica. El ser humano siempre ha sentido fascinación por la presencia de la sombra sobre cualquier objeto animado e inanimado como un elemento que imita sus movimientos y que curiosamente es plana, transparente e inmaterial. En la historia del arte la sombra se ha utilizado como un instrumento de comunicación de efectos, sensaciones y sentimientos.
Para Leonardo Da Vinci, la luz era el proceso natural que más placer producía al ser contemplado, siempre venía acompañado por su sombra y ésta podía ser más intensa que la propia luz, un elemento vital para reflejar y representar la realidad. Conceptualmente puede tomar muchos significados. Se identifica con almas errantes, magia oscura, tenebrismo, aunque también puede adquirir aspectos positivos o convertirse en elelemento esencial para establecer un equilibrio siguiendo el principio oriental del Ying y el Yang. La sombra no siempre es negativa, al igual que la luz no siempre es positiva. Para Noguchi la sombra es aquello que se puede pintar. "Sólo podemos pintar la sombra, no la luz y la pintura es únicamente un sucedáneo de la luz".
En definitiva, el pintor concilia simbolismo oriental con figuración occidental, traspasando el concepto del espíritu, conmoviendo el alma del observador en un espacio infinito en el que el único "punto de fuga" es la belleza.
Victoria Alonso Yanes
Hola, fui amigo de Ryo hace mucho tiempo, antes de que se fuera a vivir a México. Mi madre tiene cuadros suyos...Acabé aqui de casualidad, era un pintor genial, espero haya seguido con ello de algún modo.
ResponderEliminarOla Manuel. Soy un amigo antiguo de ryoichi. Lo encontre en 97 en madrid pero desde 2007 soy sin noticias de el. Tendras algunas informaciones como su email o telefono? Scander. Scsa@hotmail.co.uk
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