Yo le dije que no sabía, que después de este año no tenía muy claro que es lo que tenía que hacer y que a lo que me estaba dedicando últimamente era a lo que otro gran amigo (Johnny Aranguren) me dice cada vez que me ve:
"Sara, no te bajes"
Y aquí estoy yo, sin bajarme.
Aquí estamos muchos que no nos bajamos y que cada día nos peleamos, con nosotros mismos, con Hacienda, con los Ministerios, con los actores, las actrices, los directores, las directrices y en algunas ocasión es posible que si nos pilla en un día tonto, hasta golpeemos a algún espectador que haga un comentario desafortunado o que simplemente pase por ahí.
Es verdad, que los de la cultura nos estamos siempre quejando: Que si el 21%, que si el No a la Guerra, que si el Nunca Mais, que si la Educación, que si Nomecambieselnombredelteatroporqueeseseñorerarojo, que si la SGAE, que si los cánones, que si el PP, el PSOE, que si uno y que si otro. Estamos crispados, estamos cansados, necesitamos hacer justicia permanentemente.
Somos un poco pesados, es verdad. Pero es que si estás en el Teatro, de repente se te pegan ciertas cosas, de pronto te ves diciendo palabras que no parecen tuyas y como poseídos por un sentido universal de la justicia nos convertimos en "Minihamlets".
Asier y yo, no llegamos a ninguna conclusión. Pero él me dijo "Sara, preséntate a ministra de cultura, que yo te voto".
Joder.
Pues sí que está mal el patio.
Yo me puse a pensar, que por qué no, por qué no entrar en política, por qué no intentar cambiar las cosas. Y luego me di cuenta que es lo que llevo intentando hacer un año desde LA CONOCIDA, y que lo más difícil como decía Martin Scorsesse a su hija, es no perder la chispa, la ilusión.
Lo que pasa amigo Asier, es que hoy me he levantado y he tenido una idea. Una idea que creo que podría cambiar el curso de la Historia. La idea se llama:
"Acompañe a un político al Teatro"
Y tiene su origen en un acontecimiento que yo misma viví en mis carnes. Una historia que no es que esté basada en hechos reales no, es que es verdad verdadera, verdad como la vida misma, completamente real:
Yo una vez vi Macbeth en los Teatros del Canal y a mi lado estaba un espectador.
Un señor, de nombre: Rodrigo Rato.
Yo creo que esa función a el le caló porque la máxima es que si el rey viene a dormir a casa, será que el destino quiere que lo mate.
Que oye mira si los demás no se dan cuenta, pues... adelante. Black is Black.
¿No tiene mandanga?
Macbeth.
¿Really?
Me gusta pensar que aquel día le sirvió para que la fuera cagando progresivamente, que al llegar a su despacho se le aparecieron las tres brujas, que se acojonó pensando que como al mejor de todos los hombres Macbeth, le podían pillar.
Me encanta pensar que aquel día, ese hombre en esa butaca pensó.
Así que he decidido que si ellos mismos no van, porque se la refanfinfla, tenemos un deber como sociedad.
Hay que llevar a nuestros políticos al teatro, oiga usted.
Hay que llevar el teatro a los políticos allá donde se encuentren: mítines, congresos, senados, cárceles.
¡Adelante compañeros!
No me digan que no les parece maravilloso amigos, que no disfrutarían Esperando a Godot junto a Mariano Rajoy, viendo El Oso con Montoro, El Jardín de los Cerezos con Ada Colau, Bodas de Sangre con Pablo Iglesias, La señorita Julia con Esperanza Aguirre, Aznar y señora recordando tiempos pasados con Romeo y Julieta ... ¡Las posibilidades son infinitas!
Seguramente cuando ustedes empezaron a leer este artículo, lo hicieron porque pensaban que hablaría de Manuela Carmena. La cual, no les voy a engañar me cae estupendamente.
Pero no, no he venido a hacer esto.
Ni a recomendarles que si se dedican al teatro, voten ustedes a la izquierda.
Pues miren, no tengo ni idea.
Pero creo en lo que ya sucede, creo en la ilusión, creo que ha llegado el momento de dejar de devorarnos unos a otros. Ya estoy cansada de que me intenten comer, estoy cansada de que me digan que no se puede hacer nada, que la vida es así, que España es un desierto y el teatro es una mierda.
Pues mire usted, no me da la gana.
Nos merecemos ilusionarnos e ilusionar a los que nos rodean y hacer el mejor teatro del que seamos capaces.
Sea cual sea vuestra opción ejercédla el día 24 de mayo y ya sabéis:
"Conocidos, no os bajéis"
Sara Núñez de Arenas García
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